Había una familia que el padre tenia mucho dinero, una vez uno de los hijos pensó y dijo: yo ya tengo edad para recibir mi parte de mi herencia y fue con su padre a pedirle toda su herencia y todo lo que le correspondía. Entonces el hijo se marcho y se fue a gastar todo el dinero en fiestas en lo que el quería, como al mes se dio cuenta que su dinero se había acabado y que ya no tenía nada; a tal punto que tuvo que trabajar de jornalero en una granja de cerdos, pero como ya no tenía dinero llego a tal punto que no tenia nada de comer, y el vio la comida de los cerdos y se agacho a comer, pero al momento de hacerlo el pensó: yo puedo estar comiendo en mi casa un banquete, hasta los jornaleros comen mejor, y yo estoy aquí sufriendo de hambre, mejor regreso con mi padre y le pido perdón y decirle que he pecado y no merezco llamarme su hijo si no que me haga como uno de sus jornaleros. Pero cuando el padre vio a lo lejos que el hijo regreso él se alegro y se puso contento de verlo, lo recibió con los brazos abiertos, y le dijo a sus vecinos que su hijo había regresado. Y el padre feliz dijo: voy a ser una fiesta por que mi hijo regreso, mando a los jornaleros a ponerle el mejor vestido y que se lo pusieran, y matar el mejor becerro para celebrar. Pero el segundo hijo viendo esto se enojo y fue con su padre a decirle: yo tantos años que te he servido y te he obedecido, tu nunca me has matado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Y el padre respondió: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto y ha revivido; se había perdido , y es hallado.
Esta historia tal vez ya la han oído es la del hijo pródigo que se encuentra en San Lucas 15:11-32
Lo que quiero hablar con esta historia es el arrepentimiento; el arrepentimiento es lo que tiene cada uno al momento de reconocer y aceptar que uno tiene un error. Aquí el hijo que se fue, el pensó y es lo primero que tenemos que hacer y ver donde esta nuestro error o en que área de nuestra vida esta mal, y luego decir yo estoy mal aquí o en esto, pero ya entramos en el arrepentimiento y al aceptar lo que hacemos que esta mal; pero al momento de arrepentirnos Dios tiene misericordia de cada uno y el es fiel y le agrada que aceptemos que somos pecadores, pero arrepentirse no es llorar ni estar triste, arrepentirse es reconocer nuestro pecado y levantarse y comenzar a dar pasos de fe hacia el frente, eso es arrepentirse, nunca hacia atrás, siempre hacia el frente.
Esta historia tal vez ya la han oído es la del hijo pródigo que se encuentra en San Lucas 15:11-32
Lo que quiero hablar con esta historia es el arrepentimiento; el arrepentimiento es lo que tiene cada uno al momento de reconocer y aceptar que uno tiene un error. Aquí el hijo que se fue, el pensó y es lo primero que tenemos que hacer y ver donde esta nuestro error o en que área de nuestra vida esta mal, y luego decir yo estoy mal aquí o en esto, pero ya entramos en el arrepentimiento y al aceptar lo que hacemos que esta mal; pero al momento de arrepentirnos Dios tiene misericordia de cada uno y el es fiel y le agrada que aceptemos que somos pecadores, pero arrepentirse no es llorar ni estar triste, arrepentirse es reconocer nuestro pecado y levantarse y comenzar a dar pasos de fe hacia el frente, eso es arrepentirse, nunca hacia atrás, siempre hacia el frente.