La Vida Puede Cambiar

"Fe es creer en lo que no se ve; y la recompensa es ver lo que uno cree."

2 Reyes 2: 11-14

Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí, apareció un carro de fuego con caballos de fuego que apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino. Y viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio, y trabando de sus vestiduras, las rompió en dos partes.  Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. 
Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo del mismo modo golpeado las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo. 

Esta historia no solo habla de un manto y de agacharse a recogerlo; si no que habla de la humildad que tuvo Eliseo para tomarlo. Cuando Elías fue llevado al cielo por el carro de fuego, dejo un manto con el que había hecho milagros, cuando lo lanzó, Eliseo fue y tuvo que tener la humildad de agacharse a recogerlo, no espero que el manto llegará a él. Lo que Dios quiere con nosotros es que cuando el deja el llamado hacia nosotros, nosotros tenemos que tener la humildad de tomarlo, agarrarlo, no esperemos que que venga hacia nosotros los milagros, tenemos que ir por ese llamado para comenzar a crecer la obra hacia el pueblo, hacia las personas que viven a nuestro alrededor. Hoy Dios te manda y diciéndote: ve a recoger el llamado, tómalo y ve a las naciones a predicar del evangelio.

Libro de Jonás:

La historia de un profeta, fue llamado por Dios a predicar a una ciudad llamada Nínive, Jonás era un buen profeta un buen predicador pero muy miedoso; así que decidió desobedecer; ya que la ciudad de Nínive era una ciudad mala delante de Dios, Jonás desobedeció y se subió a un barco que partía a Tarsis. En el viaje o la ruta que llevaba el barco Dios levanto una tormenta, todos los del barco se asustaron y no sabían cual era la causa; Jonás iba durmiendo en ese momento los tripulantes del barco le dicen Jonás levántate y ora a tu Dios para que nos ayude, Jonás explico todo que el era la culpa de la tormenta, dijo echen me a la mar por que solo así parara la tormenta; todos lo lanzaron la tormenta pazó y Dios mandó un pez grande a tragarse a Jonás, pasó tres días y tres noches en la panza del pez, Jonás se incó en el vientre del pez y oró pidiendo perdón, arrepintiéndose, Dios mandó a la orilla del mar a vomitar al pez, cuando Jonás salio fue a predicar a Nínive como Dios le dijo, al llegar Jonás dijo las palabras enviadas por Dios y el pueblo se arrepintió y fue un pueblo temeroso a Dios.

A lo que quiero llegar es que todos fuimos un Jonás algún día, desobedecimos el llamado de Dios que tomamos hacia nuestro Tarsi, (otro lugar podemos decir el mundo), luego por desobedecer el castigo (la tormenta) va caer un castigo puede ser una enfermedad, no estoy diciendo que eso va ser precisamente, puede ser otra cosa, luego viene nuestro arrepentimiento y luego Dios nos manda otra vez con nuestro llamado y cuando lo realizamos conseguimos una victoria y también una paz para nosotros.

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